Un augurio pascual y un mensaje paulino.

A los Padres de la Iglesia les encantaba decir que Dios, en Jesús, realizó tres grandes «kenosis» o descensos: el primero al seno de María, entrelazando la naturaleza humana con la naturaleza divina; el segundo en el seno del Jordán, habitando la fragilidad del hombre y sus contradicciones; el tercero en el fondo del Seol, para redimir a toda la humanidad de las garras de la muerte y transfigurarlo todo. Desde entonces todo ha cambiado: en el Resucitado el hombre y la mujer han redescubierto su identidad más profunda y verdadera… gracias a la cual también toda la creación puede encontrar esperanza y beneficio. ¡Que estos días nos ayuden a interiorizar la belleza de este Evangelio!