Navidad, cuando los suyos … no lo recibieron (Jn 1,11)

Recorriendo los pasajes bíblicos que se proclaman sobre la solemnidad de la Navidad, uno se asombra de cuánto se subraya el riesgo de no acoger el don de Dios (‘espera y cumplimiento), los suyos, precisa Jn 1,11, ni siquiera lo aceptaron. Pero, ¿Quiénes son «suyos»? El primero de la lista corre el riesgo de ser precisamente aquel a quien se encomienda Jesús, José, que inicialmente fue tentado a repudiar a María en secreto (Mt 1,19). Iluminado por el ángel del Señor (Mt 1,20), José logra inmediatamente reorientar sus pensamientos y sintonizarlos con el plan de Dios (Mt 1,24-25), pero el riesgo era realmente alto. Lo mismo ocurre con los miembros de su familia que no ponen a disposición de la joven parturienta un alojamiento, sino que le reservan un rincón en el lugar donde se refugian los animales (Lc 2, 7). Los abuelos «paternos» de Jesús nunca aparecerán en escena en Belén… y la propia tradición apócrifa les negará un nombre, mientras que será generosa con los detalles sobre los abuelos maternos Ana y Joaquín. Pero el misterio de la no recepción no acaba ahí: las reacciones más cínicas son las de las autoridades. Herodes, en primera línea, que busca al niño para matarlo (Mt 2,13, viendo en él una amenaza peligrosa) y los escribas que conocen maravillosamente la Palabra, pero no saben cómo inclinarse sobre ella cuando se hace carne y se convierte en el nuevo principio de la humanidad (Jn 1,1.14). Dejemos que nos acompañen las páginas bíblicas de la liturgia de estos días, con todas las provocaciones de que están llenas.
Los mejores deseos del equipo del Centro Bíblico San Paolo.