SOBICAIN

Centro Bíblico San Pablo

SOBICAIN / Centro Bíblico San Pablo

Biblia Latinoamérica

(105)

Otra mirada a la historia de Israel.

Como el 78, este salmo contrapone la misericordia de Dios y las rebeldías de Israel. Dios castiga, pero siempre vuelve a dar su gracia.

1 ¡Aleluya! Den gracias al Señor porque él es bueno, porque su amor perdura para siempre.

2 ¿Quién contará las hazañas del Señor y hará que oigamos toda su alabanza?

3 ¡Felices los que respetan el derecho y practican la justicia en todo tiempo!

4 Acuérdate de mí, Señor, tú que amas a tu pueblo, que tu visita traiga tu salvación.

5 ¡Que veamos la dicha de tus elegidos, nos alegremos con el gozo de tu pueblo y nuestro orgullo sea el de tu familia!

6 Junto con nuestros padres hemos pecado, cometimos una falta, somos culpables.

7 Nuestros padres en Egipto no entendieron nada de tus milagros, se olvidaron de tus favores sin cuento, se rebelaron contra el Altísimo junto al Mar Rojo.

8 Pero en virtud de su nombre los salvó, para que su valentía fuera conocida.

9 Increpó al Mar Rojo y se secó, los condujo por el fondo como en el desierto.

10 Los salvó de las manos del que los odiaba y los libró de las manos del enemigo.

11 Las aguas cubrieron a sus adversarios, ni uno solo de entre ellos escapó.

12 Entonces creyeron en sus palabras y cantaron su alabanza.

13 Pero pronto se olvidaron de sus obras y no contaron con su providencia.

14 Se despertó su gula en el desierto y en la estepa pusieron a Dios a prueba.

15 El les concedió lo que pedían, se lo dio hasta que tuvieran asco.

16 Envidiaron a Moisés, en el campamento, y a Aarón, el santo del Señor.

17 Se abrió la tierra y se tragó a Datán, se cerró sobre la banda de Abirón.

18 Un fuego se encendió contra su grupo, una llama devoró a esos malvados.

19 Luego, en Horeb se hicieron un ternero y se postraron ante un metal fundido, 20 cambiaron su Gloria por la imagen de un buey que come pasto.

21 ¡Se olvidaron de Dios que los había salvado, del que hizo grandes cosas en Egipto, 22 milagros en el país de Cam, y un prodigio asombroso en el Mar Rojo!

23 Entonces habló de exterminarlos, a no ser porque su elegido Moisés se puso en la brecha frente a El para impedir que su ira los destruyera.

24 Despreciaron una tierra de delicias, no creyeron en su palabra; 25 se quedaron en sus tiendas criticando en vez de escuchar la voz del Señor.

26 Alzó su mano sobre ellos y juró que los haría caer en el desierto, 27 dispersaría su raza entre los paganos y los esparcería entre los países.

28 Se sometieron a Baal-Peor, comieron de los sacrificios a los muertos; 29 tanto lo irritaron con esas prácticas que una plaga se des ató contra ellos.

30 Entonces surgió Finjás e intervino y el flagelo se detuvo.

31 Ese fue su mérito, se lo reconoce por generaciones, para siempre.

32 Lo irritaron en las aguas de Meribá, por su culpa le fue mal a Moisés, 33 pues agriaron su espíritu y sus labios hablaron lo indebido.

34 No acabaron con los pueblos que el Señor les había ordenado; 35 se mezclaron con los paganos y aprendieron sus modos de comportarse.

36 Sirvieron a los ídolos, que fueron una trampa para ellos; 37 sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios

38 Derramaron la sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus hijas, sacrificados a los ídolos de Canaán, y el país quedó manchado de sangre.

39 Se mancharon con esas acciones, se prostituyeron con tales prácticas.

40 La cólera del Señor se encendió contra su pueblo y tuvo horror de su propia gente.

41 Los entregó en manos de los paganos y los que los odiaban los dominaron.

42 Los oprimieron sus enemigos, a su yugo debieron doblegarse.

43 ¡Cuántas veces no los liberó! Pero ellos, rebeldes a sus consejos, se sumían en su culpa.

44 Mas apenas los veía en la miseria y escuchaba sus clamores, 45 se acordaba de su alianza con ellos y se compadecía según su gran amor.

46 Así hizo que de ellos se apiadaran todos los que los habían capturado.

47 Oh Señor y Dios nuestro, sálvanos, júntanos de entre las naciones, para que demos gracias a tu santo nombre y sea nuestra gloria tu alabanza.

48 ¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, desde siempre y para siempre!

Que todo el pueblo diga: ¡Amén, Aleluya!

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