1 Samaria recibirá su castigo por haberse rebelado contra Yavé: sus habitantes serán acuchillados, sus niños serán pisoteados y les abrirán el vientre a sus mujeres embarazadas.
2 Vuelve, Israel, junto a Yavé, tu Dios,
pues tus faltas te hicieron tropezar.
3 Preparen sus palabras
y vuelvan a Yavé para decirle:
«¡Quita el pecado y acepta lo bueno,
que esta confesión nuestra reemplace cualquier ofrenda!
4 Asiria no nos salvará,
ni confiaremos más en los caballos,
ni a la estatua que hicieron nuestras manos
volveremos a decirle Dios nuestro;
en ti sólo encuentra compasión el huérfano.»
5 Yo sanaré su infidelidad,
los amaré con todo el corazón
pues ya no estoy enojado con ellos.
6 Yo seré para Israel como el rocío;
florecerá como una azucena
y extenderá sus raíces como el árbol del Líbano.
7 Sus retoños brotarán por todas partes,
tendrá como el olivo mucha prestancia
y será su perfume como el del Líbano.
8 Volverán a sentarse bajo mi sombra;
serán vigorosos como el trigo,
y les brotarán flores como a la vid;
serán tan renombrados como los vinos del Líbano.
9 Efraím, ¿qué tienes ya que ver con los ídolos?
Yo te miro y aguardo tu respuesta,
yo que soy como un ciprés siempre verde:
si tienes frutos, esto te viene de mí.
10 Si alguien es sabio,
que comprenda estas palabras,
y si es inteligente, que las entienda.
Pues los caminos del Señor son derechos
y por ellos caminan los buenos,
mientras que los malos en ellos tropiezan.
El libro de Oseas termina con estas palabras alentadoras. Después de la prueba, Israel buscará a Yavé, el cual se dejará encontrar. La reconciliación de los hombres con Dios será un verdadero matrimonio, e irá a la par con una reconciliación de la humanidad con la naturaleza. Esto ya se dijo en 2,17-22 y se desarrollará en el Cantar, el cual volverá a usar algunas comparaciones sacadas de Oseas.