Contribuyen a la reflexión de la Biblia y en la percepción de su riqueza las dramatizaciones de los textos; por ejemplo, reconstruir el “después” de algunas escenas bíblicas que quedan en suspenso (como el final de la parábola del buen samaritano o del padre misericordioso…) o el “mañana” de algunos encuentros evangélicos (como aquel con el joven rico, con la pecadora, con Nicodemo…). Son interesantes las experiencias del bibliodrama que se han difundido sobre todo en Brasil.
