Basta un minuto para evidenciar la profunda ignorancia que marca, desgraciadamente, una buena tajada de «cristianos del domingo», interrogados, a la salida de la Misa con tres preguntas: ¿Por qué Jesús cambia el agua en vino? ¿Qué multiplica Jesús? ¿Cómo se llama el ángel de la anunciación?
De verdad, sería posible leer la Biblia. Un párroco de Roma, don Federico Tartaglia, se puso enseguida a trabajar.

¿Reír o llorar?
Compartir: