SOBICAIN

Centro Bíblico San Pablo

SOBICAIN / Centro Bíblico San Pablo

Biblia Latinoamérica

Jesús sana al paralítico y perdona sus pecados

1 Jesús volvió a la barca, cruzó de nuevo el lago y vino a su ciudad. 2 Allí le llevaron a un paralítico, tendido en una camilla. Al ver Jesús la fe de esos hombres, dijo al paralítico: «¡Animo, hijo; tus pecados quedan perdonados!»

3 Algunos maestros de la Ley pensaron: «¡Qué manera de burlarse de Dios!» 4 Pero Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: «¿Por qué piensan mal? 5 ¿Qué es más fácil: decir “Quedan perdonados tus pecados” o “Levántate y anda”? 6 Sepan, pues, que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados.» Entonces dijo al paralítico: «Levántate, toma tu camilla y vete a casa.» 7 Y el paralítico se levantó y se fue a su casa.

8 La gente, al ver esto, quedó muy impresionada y alabó a Dios por haber dado tal poder a los hombres.

Jesús llama al apóstol Mateo

9 Jesús, al irse de allí, vio a un hombre llamado Mateo en su puesto de cobrador de impuestos, y le dijo: «Sígueme.» Mateo se levantó y lo siguió. 10 Como Jesús estaba comiendo en casa de Mateo, un buen número de cobradores de impuestos y otra gente pecadora vinieron a sentarse a la mesa con Jesús y sus discípulos. 11 Los fariseos, al ver esto, decían a los discípulos: «¿Cómo es que su Maestro come con cobradores de impuestos y pecadores?»

12 Jesús los oyó y dijo: «No es la gente sana la que necesita médico, sino los enfermos. 13 Vayan y aprendan lo que significa esta palabra de Dios: Me gusta la misericordia más que las ofrendas. Pues no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»

14 Entonces se le acercaron los discípulos de Juan y le preguntaron: «Nosotros y los fariseos ayunamos en muchas ocasiones, ¿por qué tus discípulos no ayunan?»

15 Jesús les contestó: «¿Quieren ustedes que los compañeros del novio estén de duelo mientras el novio está con ellos? Llegará el tiempo en que el novio les será quitado; entonces ayunarán.

16 Nadie remienda un vestido viejo con un pedazo de tela nueva, porque el pedazo nuevo tiraría del vestido y la rotura se haría mayor. 17 Y nadie echa vino nuevo en recipientes de cuero viejos, porque si lo hacen, se reventarán los cueros, el vino se desparramará y los recipientes se estropearán. El vino nuevo se echa en cueros nuevos, y así se conservan bien el vino y los recipientes.»

Jesús resucita a una niña y cura a una mujer enferma

18 Mientras Jesús hablaba, llegó un jefe de los judíos, se postró delante de él y le dijo: «Mi hija acaba de morir, pero ven, pon tu mano sobre ella, y vivirá.» 19 Jesús se levantó y lo siguió junto con sus discípulos.

20 Mientras iba de camino, una mujer que desde hacía doce años padecía hemorragias, se acercó por detrás y tocó el fleco de su manto. 21 Pues ella pensaba: «Con sólo tocar su manto, me salvaré.» 22 Jesús se dio vuelta y, al verla, le dijo: «Animo, hija; tu fe te ha salvado.» Y desde aquel momento, la mujer quedó sana.

23 Al llegar Jesús a la casa del jefe, vio a los flautistas y el alboroto de la gente. 24 Entonces les dijo: «Váyanse, la niña no ha muerto sino que está dormida.» Ellos se burlaban de él. 25 Después que echaron a toda la gente, Jesús entró, tomó a la niña por la mano, y la niña se levantó. 26 El hecho se divulgó por toda aquella región.

Otras curaciones

27 Al retirarse Jesús de allí, lo siguieron dos ciegos que gritaban: «¡Hijo de David, ten compasión de nosotros!» 28 Cuando Jesús estuvo en casa, los ciegos se le acercaron, y Jesús les preguntó: «¿Creen que puedo hacer esto?» Contestaron: «Sí, Señor.»

29 Entonces Jesús les tocó los ojos, diciendo: «Hágase así, tal como han creído». Y sus ojos vieron. 30 Después les ordenó severamente: «Cuiden de que nadie lo sepa.» 31 Pero ellos, en cuanto se fueron, lo publicaron por toda la región.

32 Apenas se fueron los ciegos, le trajeron a uno que tenía un demonio y no podía hablar. 33 Jesús echó al demonio, y el mudo empezó a hablar. La gente quedó maravillada y todos decían: «Jamás se ha visto cosa igual en Israel.» 34 En cambio, los fariseos comentaban: «Este echa a los demonios con la ayuda del príncipe de los demonios.»

0 Segunda etapa (9,35—12,50) La Buena Nueva no es recibida

0 JesÚs enseña y sana, encomienda la misma misiÓn al grupo de los Doce.

0 En el centro del Discurso misionero JesÚs se identifica con sus discÍpulos: quien los recibe, a él lo recibe.

0 Jesús enfrenta la incredulidad. A Juan Bautista le recuerda su misión. Denuncia la ceguedad de las ciudades que no creyeron. Choca con el legalismo de los fariseos. Anuncia su muerte (12,40) y el juicio de esa generación. Renuncia a su familia carnal a favor de la familia espiritual que forman sus discípulos.

35 Jesús recorría todas las ciudades y pueblos; enseñaba en sus sinagogas, proclamaba la Buena Nueva del Reino y curaba todas las dolencias y enfermedades.

36 Al contemplar aquel gran gentío, Jesús sintió compasión, porque estaban decaídos y desanimados, como ovejas sin pastor. 37 Y dijo a sus discípulos: «La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. 38 Rueguen, pues, al dueño de la cosecha que envíe trabajadores a recoger su cosecha.»

  • Evangelio según Marcos 2,1
  • Evangelio según Lucas 5,17
  • Evangelio según Mateo 8,6
  • Hechos de los Apóstoles 9,33
  • Evangelio según Lucas 7,48
  • Evangelio según Juan 10,33
  • Daniel 7,10
  • Evangelio según Juan 5,27
  • Hechos de los Apóstoles 9,33
  • Evangelio según Marcos 2,13
  • Evangelio según Lucas 5,27
  • Evangelio según Lucas 15,1
  • Evangelio según Mateo 18,12
  • Evangelio según Lucas 15,1
  • Evangelio según Marcos 2,15
  • Evangelio según Lucas 5,29
  • Evangelio según Mateo 11,19
  • Evangelio según Lucas 7,34
  • Evangelio según Lucas 15,1
  • Evangelio según Lucas 19,7
  • Primera Carta a Timoteo 1,15
  • Evangelio según Marcos 2,13
  • Evangelio según Lucas 5,27
  • Evangelio según Lucas 15,1
  • Evangelio según Mateo 12,7
  • Oseas 6,6
  • Evangelio según Marcos 2,18
  • Evangelio según Lucas 5,33
  • Evangelio según Mateo 11,18
  • Evangelio según Lucas 18,12
  • Carta a los Romanos 7,6
  • Segunda Carta a los Corintios 5,17
  • Evangelio según Lucas 18,42
  • Evangelio según Marcos 5,21
  • Evangelio según Lucas 8,40
  • Evangelio según Mateo 8,3
  • Evangelio según Marcos 6,5
  • Evangelio según Mateo 8,23
  • Evangelio según Lucas 13,13
  • Levítico 15,25
  • Hechos de los Apóstoles 19,12
  • Hechos de los Apóstoles 3,16
  • Evangelio según Marcos 4,35
  • Evangelio según Lucas 8,22
  • Evangelio según Juan 11,11
  • Evangelio según Marcos 1,34
  • Evangelio según Mateo 20,29
  • Evangelio según Marcos 10,46
  • Evangelio según Lucas 18,35
  • Evangelio según Lucas 19,1
  • Evangelio según Mateo 20,34
  • Evangelio según Mateo 8,13
  • Evangelio según Mateo 5,28
  • Evangelio según Marcos 7,36
  • Evangelio según Marcos 3,22
  • Evangelio según Lucas 11,14
  • Evangelio según Mateo 12,22
  • Evangelio según Marcos 3,20
  • Evangelio según Lucas 12,10
  • Evangelio según Marcos 8,11
  • Evangelio según Lucas 11,29
  • Evangelio según Marcos 7,32
  • Evangelio según Marcos 9,17
  • Evangelio según Lucas 11,14
  • Evangelio según Marcos 2,12
  • Evangelio según Mateo 12,24
  • Evangelio según Marcos 3,22
  • Evangelio según Lucas 11,15
  • Evangelio según Marcos 6,6
  • Evangelio según Marcos 6,34
  • Evangelio según Lucas 10,1
  • Evangelio según Mateo 10,9
  • Evangelio según Lucas 9,1
  • Evangelio según Marcos 3,14
  • Evangelio según Mateo 4,23
  • Evangelio según Mateo 12,15
  • Evangelio según Mateo 14,35
  • Evangelio según Marcos 1,39
  • Evangelio según Lucas 4,44
  • Evangelio según Marcos 3,7
  • Evangelio según Marcos 6,54
  • Evangelio según Lucas 6,17
  • Evangelio según Lucas 8,1
  • Evangelio según Marcos 15,41
  • Evangelio según Mateo 14,14
  • Evangelio según Mateo 15,32
  • Primer Libro de los Reyes 22,17
  • Evangelio según Lucas 10,1
  • Evangelio según Mateo 11,21
  • Evangelio según Marcos 6,6
  • Evangelio según Lucas 9,1
  • Evangelio según Juan 4,35
  • Evangelio según Lucas 10,2
Mt 9,1

Véase el comentario de Mc 2,1 y de Lc 5,17.

El Hijo del Hombre: véase en Mc 8,31.

Mt 9,8

Alabó a Dios por haber dado tal poder a los hombres. Esta frase es un poco oscura. La muchedumbre se asombra al ver cómo el poder salvador de Dios se ha manifestado entre los hombres y por medio de un hombre, Jesús. Pero Mateo no quiere separar a Cristo de la Iglesia: toda comunidad cristiana recibe dones de Dios para sanar y para reconciliar.

Los ministros de la Iglesia tienen autoridad para perdonar, pero la gracia de Dios pasa también por muchos otros canales (1Cor 5,3-5; 2Cor 2,5-11). Aceptando humildemente la corrección fraterna, con el perdón mutuo que se dan los esposos, Cristo es el que perdona, y lo perdonado en la tierra es perdonado en el cielo (ver Mt 18,18).

Mt 9,9

Ver el comentario de Mc 2,13. Eran llamados pecadores los que no observaban la Ley de Moisés y los que cooperaban con las autoridades extranjeras (como los cobradores de impuestos).

Mt 9,15

El novio. El pueblo de Dios era la novia, y Yavé estaba para venir como el esposo. Está claro que Jesús era muy consciente de ser Dios-Hijo venido a los hombres.

Mt 9,18

Véase el comentario de Mc 5,21.

Mt 9,27

¿Será una repetición de Mt 20,29?

Mt 9,35

Este párrafo quiere transmitir la imagen que podía sacarse de la predicación y de los milagros de Jesús. A pesar de que la imagen no garantiza la precisión de una foto y algunos detalles pueden haber sido amplificados, muchas veces sin embargo revela mejor el sentido de los acontecimientos.

Cada vez que se han presentado profetas y grandes apóstoles, la predicación del Evangelio ha sido “palabra y fuerza”, acompañada de milagros (1Tes 1,5).

Esto se debe a que el Evangelio es el anuncio de tiempos nuevos y definitivos en los que Dios está en medio de los suyos y es difícil lanzar tal mensaje sin que la gente vea algo que lo acompaña. La salvación de Dios es una obra mucho más vasta, larga y profunda que millares de curaciones, pero es necesario que los oyentes vean inmediatamente algunas señales de ella.

Mt 9,36

Estaban como ovejas sin pastor. Véanse Núm 27,17; Ez 34,5; Za 10,2; Jn 4,35; Mc 6,34; y Lc 10,2.

Mt 9,38

Rueguen, dice Jesús. Toda comunidad cristiana pide a Dios, y el Espíritu hace surgir en ella los carismas y los ministros que necesita para dirigirla y darle la Palabra y la Eucaristía –con tal que no las paralicen la falta de fervor o las prácticas contrarias a la vida–, pero se necesitan otras vocaciones para los que estarán a cargo de la misión, que son y serán siempre poco numerosos, especialmente los que se dediquen a evangelizar y edificar la Iglesia entre los pobres.

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